CERRANDO UN CICLO

CERRANDO UN CICLO

Ya se acerca el final de un año. El 31 de diciembre se habrán cumplido 365 días desde que empezaste a escribir 2019 en todas las fechas.

Trescientos sesenta y cinco días de sueños y pesadillas, de triunfos y fracasos, de ilusiones y decepciones, de lunas llenas y lunas nuevas, de desiertos y oasis…

Habrá quien esté deseando que este año acabe cuanto antes y quien quiera que perdure para siempre en la memoria. Pero acabará, lo quieras o no, terminará. Con cada campanada, con cada uva, el 2020 irá empujando al 2019, abriéndose camino, liberando un espacio vacío que llenar con nuevos proyectos, con risas, con llantos, con decisiones e indecisiones, con hechos y palabras, con llegadas y partidas.

Final y principio, el ciclo infinito de la vida. La eterna alternancia de lo viejo y lo nuevo.

Es tiempo de aceptar, de soltar y recibir.

Es tiempo de aceptar lo que no pudo ser, aceptar que, tal vez, no hubo, entre esos 365 días, el día propicio. Aceptar que, quizás, sí lo hubo, pero no supiste verlo ni aprovecharlo. Aceptar que existieron miedos que ganaron, luchas que se dieron por vencidas, lágrimas que borraron el camino que te habías trazado, perezas que no se levantaron… Aceptar, al fin, que eres human@ y, por tanto, no siempre hiciste, no siempre pudiste, no siempre quisiste.

Es tiempo de soltar lo que te quema en el corazón, lo que te pesa en la cabeza, lo que te oprime en el estómago. Soltar lo que te dañó y lo que, en lo más profundo e íntimo de ti, sabes que te volverá a dañar una y mil veces. Soltar lo caduco que se pudre entre tus manos sin servirte de alimento ni de abono, lo que se aferra a ti con garras lacerantes que te arañan el alma. Soltar lo que ya no te pertenece, si es que alguna vez te perteneció, lo que te suplica el vuelo, mientras tú le oprimes las alas. Soltar para poder comenzar la etapa más liger@ de equipaje.

Y es momento de recibir. Recibir lo que llevas tanto esperando y no llega. Eso que será la bendición que mereces o el aprendizaje que necesitas. Recibir eso que aún no ves, pero que intuyes. Recibir las nuevas herramientas, un gérmen de sueños, personas y acontecimientos que te traerán oportunidades de crecimiento… Recibir lo que espera su lugar y su tiempo, lo que lleva tu nombre escrito en el envoltorio.

Es un tiempo especial, que merece ser celebrado con un ritual, como todo lo importante. Por tanto, te propongo lo siguiente:

Haz una lista con dos columnas, una con eso que te cuesta aceptar de ti, tanto de tu vida presente como de tu vida pasada, así como de las personas cercanas a ti. En la otra columna anota algo positivo que te haya aportado cada uno de esos aspectos. No será un ejercicio fácil, pero merecerá el esfuerzo. Para finalizar, construye una frase de la siguiente manera: “agradezco ………..porque me ha llevado a ser (o hacer, o a tener, o a descubrir, o a aprender…) que el próximo año tengo que……….” Ejemplo: Me cuesta aceptar que he desaprovechado el tiempo. Lo positivo de esto es que me ha permitido entender que necesito organizarme mejor y cumplir mi organización. Por tanto, “agradezco haber desaprovechado el tiempo porque me ha llevado a entender que el próximo año tengo que organizarme mejor y tener la voluntad de cumplir mi organización”

Ahora haz otra lista con otras dos columnas, una con aquello que te cuesta soltar, tanto si se trata de situaciones, como objetos materiales, personas, hábitos …cualquier tipo de apego. En otra columna anota lo que te aportará de positivo dejarlo ir. Para concluir el ejercicio, construye una frase del siguiente tipo: “agradezco……….y lo dejo ir para permitirme recibir………, lo que me aportará………” Ejemplo: Me cuesta soltar una relación tóxica a la que he estado muy enganchad@. Dejarla ir me aportará de positivo sentirme mejor conmigo mism@ y respetarme para establecer relaciones sanas en mi vida. Por tanto, “agradezco esta relación tan tóxica que he mantenido y lo que me ha enseñado y la dejo ir para permitirme respetarme a mí mism@ y recibir nuevas relaciones sanas que me aportarán estabilidad y tranquilidad a mi vida”.

Una vez hecho esto, quema los papeles hasta reducirlos a cenizas. Saca las cenizas a la ventana, llévalas al campo, espárcelas en donde quieras y deja que se las lleve el viento del cambio. Y recibe el 2020 con la ilusión de un ciclo recién estrenado y lleno de nuevas experiencias.

¡Feliz 2020!

Y, si te propones alcanzar todos tus objetivos en el nuevo año, pregunta por el taller Hacia tu Meta a Toda Vela
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